feed

SSR

jueves, 16 de febrero de 2017

"Sueños Saparas" de ALTIPLANO por Hákim de Merv


Meses atrás, Ronald Sanchez publicó para su escucha en SoundCloud el resultado de un taller realizado en Ecuador bajo el alias de Arquitectura Sonora. La pieza, “Vestigios”, se compuso en colusión con los asistentes a dicha experiencia. Entonces me preguntaba cuánto tiempo pasaría hasta que el músico retomase su faceta como Altiplano, acto peruano que le diera a conocer y que fijó las coordenadas desde las que se ha trabajado casi la totalidad de títulos firmados por él.
No transcurrió mucho desde Arquitectura Sonora, pero sí desde Caral (2012). Inevitablemente. Tras el debut La Corte Cósmica (2005), los efluvios kraut rock/post rock de las primeras composiciones altiplánicas fueron sublimándose en sincronía con el creciente interés del dúo por las músicas vernaculares prehispánicas -especialmente, aquellas anteriores al advenimiento del Tahuantinsuyo. En esa senda, Sánchez comenzó a participar en instalaciones solventadas por museos, asociaciones culturales, entidades gubernamentales y no gubernamentales; dentro y fuera del país. Esta suerte de dinámica simbiótica produjo un efecto de retroalimentación en la música de Altiplano -al punto de que, a día de hoy, ya no se ajusta a la realidad seguir definiéndole como “pop de vanguardia”.
Y es que Altiplano ha terminado de transmutarse en un organismo capaz de bucear entre los alfabetos sonoros del pasado preincaico, para darles nueva vida en el presente y acercarlos reinventándolos, investigando constantemente las pocas fuentes de las que se dispone. Para Sueños Saparas (Antaras, 2016), la cosa ha debido ser castaño oscuro, ya que su eje temático es la cultura de la etnia sapara -que habita en las selvas limítrofes de Perú y Ecuador.
En el caso de las poblaciones aborígenes de la selva, parece más difícil hurgar en la memoria sonora. No es que sea ni tan fácil en el caso de los pueblos cuyo hábitat se situara en la costa, pero al menos éstos han dejado testimonios de sus músicas y hasta de cómo entendían el Sonido empleando representaciones gráficas que han llegado hasta nosotros a través de ceramios, de telares, de murales dispuestos en sus construcciones... De estas tres expresiones artísticas, los pueblos originarios de la selva no han cultivado ninguna -aunque sí tienen una equivalente a la de la cerámica en frío: el mate burilado. Con ellos, pues, no sólo se debe recurrir a la arqueología para interrogar las melodías de sus ancestros; sino también a una antropología del Sonido.
Sueños Saparas es el disco que Altiplano ha orquestado gracias al financiamiento de una ONG ecuatoriana, y que acompaña al libro La Cultura Sapara En Peligro. ¿Otro Mundo Es Posible? -o viceversa, claro: el libro acompaña al disco. Tanto uno como otro reivindican la denominación correcta de la etnia sapara, pues si bien googleando se encuentra no poca información sobre ella, se la consigna siempre como “zápara”. Ignoro si sólo para SS o si se quedará así al menos durante un tiempo, el hecho es que Sánchez ha convertido a Altiplano de nuevo en un grupo. Eloy Uribe y Fred Clarke se ocupan de los vientos, Carlos M. Torres -el otro miembro en la fase dual de Altiplano- se encarga de la guitarra y los efectos, y el propio Sánchez va en teclados y arreglos (además de colaborar en los vientos). Mezcla y masterización han corrido por cuenta de Rodrigo Bravo.
“Vientos... ¿Podrías ser más específico? ¿Y la rítmica? ¿Dónde está la batería?”. No habida. Sueños Saparas se ha armado usando esencialmente instrumentos oriundos de la Amazonía: un tablasiku de caña, una antara de hueso, tambores de madera y cuero, una trompeta cerámica (¡¡¡¡!!!!), un sonajero con semillas y mostacillas... La logística contemporánea se ha limitado a la guitarra, a los teclados, a los sintetizadores. Todo lo demás tiene orígenes que, aunque aceptan el calificativo de pre-incaicos, es más acertado catalogar como ajenos a la influencia del incanato -incluyendo las voces registradas para el álbum, todas ellas pertenecientes a personas de la etnia en cuestión.
No es Altiplano el único en haberse planteado una jugada parecida. Ahí está también Apeiron 432, banda mexicana de propuesta similar, que incluso se concibe como proyecto de “ambient electrónico con instrumentos étnicos y prehispánicos”. La diferencia radica en que los cuates son algo pretenciosos y teatrales, tienden inconscientemente a la new age más formulaica, mientras que lo de los peruchos es un intento serio por “re-mostrar” esta música precolombina. Sueños Saparas habla de un mundo antiquísimo que poco o nada ha cambiado desde sus raíces. Es una mística lujuriosa la que guía su viaje -mística, en tanto evoca un mundo virgen para el ignorante urbanita promedio; lujuriosa, como la inextricable selva misma. El plástico está abarrotado de una espiritualidad avasallante, anterior a todas las religiones reveladas, obviamente animista. Esta cualidad, aunada a los sonidos cristalinos y serenos propuestos por Altiplano, induce a una suerte de clímax trascendental -su justo nicho debe encontrarse a medio camino entre Popol Vüh y Deep Forest. Sueños Saparas reformula así un legado sonoro intuitivo que musicaliza desde tiempos inmemoriales los sentimientos, impulsos e ideas de un grupo humano -que, de otro modo- estaría condenado a ver perder su memoria colectiva.

HÁKIM DE MERV

No hay comentarios.:

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

SUPPORT PERU AVANTGARDE////APOYA LA AVANZADA PERUVIANA

PROMO DEL CD DE FRACTAL

barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

...

...

realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

las cosas como son

las cosas como son II

las cosas como son II