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jueves, 17 de abril de 2014

TAOÍSMO


En cierta manera, los de la "Pura Chrarla", y el neotaoísmo en su conjunto, predicaban una especie de taoísmo desesperado que es llamativamente parecido al existencialismo y al nihilismo del siglo XX. Sonando un punto beckettiano, el filósofo neotaoísta Lieth-se escribió: "Los cambios naturales y las actividades humanas son igualmente mecánicas en su funcionamiento, y no existe algo como la libertad divina o humana, el propósito divino o humano... La infancia desvalida y la vejez temblorosa consumen como la mitad de este [nuestro] tiempo. El tiempo que pasa mientras dormimos por la noche, y el que se malgasta mientras estamos despiertos durante el día, vuelve a sumar otra mitad del resto. Y todavía de nuevo la pena y el miedo nos ocupan como otra mitad. Así que, entonces, sólo hay un espacio como de diez años escasos en los que realmente vivimos (con disfrute propio) e incluso entonces no hay ni una sola hora que no se relacione con la ansiedad" (y aquellos pobres cabrones ni siquiera tenían Prozac).

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Un pasaje del historiador chino Liu Hsün capta el estado libertario de los devotos de la "Pura Charla" con términos especialmente coloridos: "... Juan Chi solía complacerse en el vino y el abandono total. Se descubría la cabeza, dejaba el pelo suelto, se quitaba los vestidos exteriores y se tumbaba destaparrado en el suelo. Más tarde los jóvenes de la nobleza... se hicieron todos seguidores de su ejemplo. Decían que ésta era la manera de alcanzar el origen del gran tao. Y en consecuencia se libraban de sus gorros, se quitaban la ropa y exhibían una conducta vergonzosa, como si fueran pájaros y bestias. Hacer esto en el grado más extremo se llamaba 'entendimiento'; hacerlo en un grado menor, se llamaba 'comprensión'."

Según lo formuló en el siglo XII Wang Ch'ung-yang, patriarca del movimiento taoísta de la Perfección Total: "Todo mundo debería aprender en primer lugar a liberarse y abandonarse." El tao, por supuesto, baila rock.

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Como alguien que, más o menos, abandonó toda ambición al entrar en la veintena y pasó unas cuantas tardes incapacitado para hablar, vertiendo arena de una mano a la otra (algunas veces sin ninguna ayuda vegetal o química), los relatos de (en palabras de Michel Strickman) "tontos y retrasados taoístas" me producen resonancias particulares. Lieh-tse lo expresó de esta manera: "Lo interno y lo externo se mezclaban en la unidad. Después de esto, no había distinción entre ojo y oreja, oreja y nariz, nariz y boca: todos eran lo mismo. Mi cerebro estaba congelado, mi cuerpo se disolvía, mi carne y mis huesos se fundían juntos. Yo era completamente inconsciente de dónde apoyaba mi cuerpo, o qué había bajo mis pies. Me llevaba para aquí o para allá el viento, como tierra seca o las hojas que caen de un árbol. De hecho, no sabía si era el viento el que me cabalgaba o cabalgaba yo el viento." Para una mente occidental, esto suena como la descripción de una depresión psicológica total. Para Lieth-se, describe un estado de exaltación.

En efecto, cuando uno abandona el instinto del estatus y permite que todo pensamiento y categoría se disuelvan, se queda a veces simplemente contemplando la brizna de hierba del proverbio, mirando el mundo entero como un idiota inútil. Quizás, de hecho, siendo incluso un idiota inútil. En una cultura occidental paranoica con respecto a los mendigos, vagabundos, parados, dementes y perdedores, esto, simplemente, no puede tolerarse. Dentro de otras culturas, incluyendo la que prevaleció en China durante miles de años, se dan estipendios a los locos sagrados. De algún modo, a pesar de que carecían de calefacción central, ordenadores y salmones transgénicos, los chinos no vivían con miedo a que su mundo se hiciera pedazos si unos pocos de ellos no se mostraban nada diligentes.

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El occidental típico hará objeciones, afirmando que si a todo el mundo se le permite andar jugando como un niño travieso, ¿quién hará el trabajo duro para sobrevivir? Hasta el emblemático Jack Kerouac puso reparos al ver llegar la cultura psicodélica de la marginalidad hippy y preguntó: "¿Quién lamerá los sellos?" Pero los taoístas no se preocupan porque... los taoístas no se preocupan. (¡JA!) La mayor parte de la gente, siguiendo el impulso de su naturaleza, será suficientemente laboriosa. Cultivarán la tierra, criarán niños, construirán refugios, cortarán leña y transportarán agua. Las comunidades taoístas han sobrevivido y trabajado. Unas hacen más. Otras hacen menos. Unas pocas no hacen nada. Los taoístas no se dedican a las comparaciones envidiosas ni a los celos. No se preocupan del estrés.


KEN GOFFMAN
"La Contracultura a través de los tiempos. De Abraham al Acid House"

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barbarismos

barbarismos
El Comité empezó a ser acosado por la policía. Hipólito Salazar, que había fundado la Federación Indígena Obrera Regional Peruana, fue deportado. Urviola enfermó de tuberculosis y falleció el 27 de enero de 1925. Cuando enterraron a Urviola varios dirigentes de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo no pudieron asistir a su velatorio en el local de la Federación de Choferes, en la calle Sandia. El sepelio fue multitudinario. Los ejércitos particulares de los hacendados se dedicaron a quemar las escuelas que el Comité había abierto en diversos puntos del interior del Perú y persiguieron también a sus alumnos y profesores. Antes de la sublevación de Huancané de 1923, fusilaron a tres campesinos de Wilakunka solo porque asistían a una de estas escuelas. El año siguiente, durante una inspección que realizó a las comunidades de Huancané, el Obispo de Puno, Monseñor Cossío, constató la acción vandálica de los terratenientes que habían incendiado más de sesenta locales escolares. No contentos con quemar las escuelas que organizaba el Comité y asesinar a sus profesores o alumnos, los gamonales presionaron a las autoridades locales para que apresen a los delegados indígenas y repriman a los campesinos que los apoyaban. Entre 1921 y 1922, diversos prefectos y subprefectos perpetraron crímenes y atropellos. Hubo casos donde fueron los mismos gamonales los que se encargaron de asesinar a los delegados de la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Domingo Huarca, delegado de los comuneros de Tocroyoc, departamento del Cusco, quien había estado en Lima tramitando memoriales, fue brutalmente asesinado. Los gamonales primero lo maltrataron, después le sacaron los ojos y finalmente lo colgaron de la torre de una iglesia. Vicente Tinta Ccoa, del subcomité de Macusani, en Puno, que fue asesinado por los gamonales del lugar. En agosto de 1927, la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo dejó de funcionar luego que, mediante una resolución suprema, el gobierno de Leguía prohibió su funcionamiento en todo el país. Gran parte de la promoción de líderes indígenas que se forjó con la Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo engrosó los nuevos movimientos sociales que iban a desembocar en la formación del Partido Comunista y el Partido Aprista. Fueron los casos de Ezequiel Urviola, Hipólito Salazar y Eduardo Quispe y Quispe, que fueron atraídos por la prédica socialista de José Carlos Mariátegui; o de Juan Hipólito Pévez y Demetrio Sandoval, que se acercaron a Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Aprista. En 1931, después del derrocamiento de Leguía y la muerte de Mariátegui, el Partido Socialista, convertido en Partido Comunista, lanzó la candidatura del indígena Eduardo Quispe y Quispe a la Presidencia de la República. HÉCTOR BÉJAR.

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realismo capitalista peruano, ¡ja, ja!

rojo 2

es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo

En tercer lugar, un dato: una generación entera nació después de la caída del Muro de Berlín. En las décadas de 1960 y 1970, el capitalismo enfrentaba el problema de cómo contener y absorber las energías externas. El problema que posee ahora es exactamente el opuesto: habiendo incorporado cualquier cosa externa de manera en extremo exitosa, ¿puede todavía funcionar sin algo ajeno que colonizar y de lo que apropiarse? Para la mayor parte de quienes tienen menos de veinte años en Europa o los Estados Unidos, la inexistencia de alternativas al capitalismo ya ni siquiera es un problema. El capitalismo ocupa sin fisuras el horizonte de lo pensable. Jameson acostumbraba a detallar con horror la forma en que el capitalismo penetraba en cada poro del inconsciente; en la actualidad, el hecho de que el capitalismo haya colonizado la vida onírica de la población se da por sentado con tanta fuerza que ni merece comentario. Sería peligroso y poco conducente, sin embargo, imaginar el pasado inmediato como un estado edénico rico en potencial político, y por lo mismo resulta necesario recordar el rol que desempeñó la mercantilización en la producción de cultura a lo largo del siglo XX. El viejo duelo entre el détournement y la recuperación, entre la subversión y la captura, parece haberse agotado. Ahora estamos frente a otro proceso que ya no tiene que ver con la incorporación de materiales que previamente parecían tener potencial subversivo, sino con su precorporación, a través del modelado preventivo de los deseos, las aspiraciones y las esperanzas por parte de la cultura capitalista. Solo hay que observar el establecimiento de zonas culturales «alternativas» o «independientes» que repiten interminablemente los más viejos gestos de rebelión y confrontación con el entusiasmo de una primera vez. «Alternativo», «independiente» yotros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream.
Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain y Nirvana. En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, Cobain parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza adicional en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado y que darse cuenta de todo esto incluso era un cliché. El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descripto Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que «los productores de la cultura solo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las máscaras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global». En estas condiciones incluso el éxito es una forma del fracaso desde el momento en que tener éxito solo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna.
La muerte de Cobain confirmó la derrota y la incorporación final de las ambiciones utópicas y prometeicas del rock en la cultura capitalista. Cuando murió, el rock ya estaba comenzando a ser eclipsado por el hiphop, cuyo éxito global presupone la lógica de la precorporación a la que me he referido antes. En buena parte del hip hop, cualquier esperanza «ingenua» en que la cultura joven pueda cambiar algo fue sustituida hace tiempo por una aceptación dura de la versión más brutalmente reduccionista de la «realidad». «En el hip hop», escribió SimonReynolds en su ensayo de 1996 para The Wire :
«Lo real» tiene dos significados. En primer lugar, hace referencia a la música auténtica que no se deja limitar por los intereses creados y se niega a cambiar o suavizar su mensaje para venderse a la industria musical. Pero «real» también es aquella música que refleja una «realidad» constituida por la inestabilidad económica del capitalismo tardío, el racismo institucionalizado, la creciente vigilancia y el acoso sobre la juventud de parte de la policía. «Lo real» es la muerte de lo social: es lo que ocurre con las corporaciones que, al aumentar sus márgenes de ganancia, en lugar de aumentar los sueldos o los beneficios sociales de sus empleados responden […] reduciendo su personal, sacándose de encima una parte importante de la fuerza de trabajo para crear un inestable ejército de empleados freelance y demedio tiempo, sin los beneficios de la seguridad social.


MARK FISHER.

perú post indie

Haz el ejercicio de pasear una tarde por la plaza del Cuzco, siéntate a la vera de su fuente y distinguirás entre cuzqueños, entre las decenas de argentinos hippies (muchos realmente insoportables), unos cuantos chilenos y de esa pléyade de "gringos" -que vienen dispuestos a ser estafados, bricheados, etc-, a unos curiosos especímenes: los limeños.
Contrariamente a lo que creemos los hijos de esta tierra, lo primero que nos delatará será nuestro "acento". Sí, querido limeño, tenemos acento, un acentazo como doliente, como que rogamos por algo y las mujeres, muchas, además un extraño alargamiento de la sílaba final. Pero lo que realmente suele llamarme la atención es la manera como nos vestimos para ir al Cuzco, porque, el Cuzco es una ciudad, no el campo. Tiene universidades, empresas, negocios, etc. Siin embargo, casi como esos gringos que para venir a Sudamérica vienen disfrazados de Indiana Jones o su variante millenial, nosotros nos vestimos como si fuésemos a escalar el Himalaya. Ya, es verdad que el frío cuzqueño puede ser más intenso que el de la Costa -aunque este invierno me esté haciendo dudarlo- pero echa un vistazo a todo tu outfit: la casaca Northfake, abajo otra chaquetilla de polar o algo así de una marca similar, las botas de montañista, tus medias ochenteras cual escarpines, todo...
Y es que esa es la forma como imaginamos la Sierra: rural, el campo, las montañas, aunque en el fondo no nos movamos de un par de discotecas cusqueñas. Es decir, bien podrías haber venido vestido como en Lima con algo más de abrigo y ya; pero no, ir al Cuzco, a la sierra en general es asistir a un pedazo de nuestra imaginación geográfica que poco tiene que ver con nuestros hábitos usuales del vestido, del comportamiento, etc. Jamás vi en Lima a nadie tomarse una foto con una "niña andina" como lo vi en Cuzco y no ha sido porque no haya niños dispuestos a recibir one dollar por una foto en Lima, pero es que en Cuzquito (cada vez que escucho eso de "Cuzquito" me suda la espalda) es más cute. Ahora, sólo para que calcules la violencia de este acto, ¿te imaginas que alguien del Cuzco -Ayacucho, Huancavelica, Cajamarca o hasta de Chimbote- viniese y te pidiera tomarse una foto con tu hijita, tu sobrino, o lo que sea en Larcomar para subirlo a Instagram o al Facebook? ¿Hardcore, no?


FRED ROHNER
Historia Secreta del Perú 2

as it is when it was

sonido es sonido

sonido es sonido

pura miel

nogzales der wil

RETROMANÍA

"...Pero los 2000 fueron también la década del reciclado rampante: géneros del pasado revividos y renovados, material sonoro vintage reprocesado y recombinado. Con demasiada frecuencia podía detectarse en las nuevas bandas de jóvenes, bajo la piel tirante y las mejillas rosadas, la carne gris y floja de las viejas ideas... Pero donde lo retro verdaderamente reina como sensibilidad dominante y paradigma creativo es en la tierra de lo hipster, el equivalente pop de la alta cultura. Las mismas personas que uno esperaría que produzcan (en tanto artistas) o defiendan (en tanto consumidores) lo no convencional y lo innovador: ese es justamente el grupo más adicto al pasado. En términos demográficos, es exactamente la misma clase social de avanzada, pero en vez de ser pioneros e innovadores han cambiado de rol y ahora son curadores y archivistas. La vanguardia devino en retaguardia." SIMON REYNOLDS Retromanía

kpunk

las cosas como son

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las cosas como son II

las cosas como son II